XXXI Jornadas APAEX Elche, las conductas adictivas del siglo XXI

El pasado fin de semana, APAEX Elche organízó sus jornadas anuales contra las adicciones. Una gran variedad de profesionales y afectados participaron y compartieron su visión a un problema que aún no está, ni de lejos, solucionado.

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Una de las intervenciones de las XXXI jornadas APAEX.

Las jornadas comenzaron el pasado día 6 de noviembre, con una participación récord. Alrededor de cien personas acudieron a las sesiones. El tema era «Las conductas adictivas del siglo XXI». Como tal, una gran cantidad de profesionales se presentaron voluntarios para dar charlas en temas tan divergentes como la problemática actual o nuevos tratamientos.

En primer lugar se presentaron las autoridades, entre las que se encontraban Manuel Agulló, presidente de APAEX, Miguel Zaragoza, representante de la Diputación de Alicante; Antonio de Lara, de la Consellería de sanidad; Mª Teresa Maciá, representante del ayuntamiento de Elche; y Mireia Pascual, periodista de la revista Independientes, representando al INID.

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Autoridades en la presentación de las jornadas. De derecha a izquierda: Manuel Agulló, Mireia Pascual, Miguel Zaragoza, Antonio de Lara y Mª Teresa Maciá.

Tras los comentarios de los invitados a las jornadas, vino la primera ponencia, dada magistralmente por Bartolomé Pérez Gálvez, psiquiatra de la Unidad de Alcohología del Hospital Universitario de San Juan. Habló del estado de la situación en la que se encontraba la atención y prevención de las drogodependencias. Afirmó que había grandes problemas en nuestro país con las adicciones. «España es el país con una mayor tasa de consumo de dogas del mundo», señaló con rotundidad. «El problema», según Gálvez, «es que la sociedad española no ve esto como un problema». Bartolomé señaló la permisividad de toda la sociedad. «Si a un padre, en una boda, se le pilla dándole una copa o un cigarro a un niño, denuncia», sentencia tajante.

También, según Gálvez, las nuevas leyes respecto al tratamiento de los enfermos por adicciones han dejado un vacío legal. En ése vacío, intencionado o no, podría denegarse el tratamiento de las adicciones por la vía pública. Estas nuevas leyes, que no cubren las conductas adictivas, chocan con la red valenciana de UCAs (Unidades de Conductas Adictivas), la más grande del país. Esta red, insistía Bartolomé, corre el riesgo de desaparecer si no se crea una ley que la ampare. Aunque como él mismo dice «muy probablemente el próximo gobierno hará algo al respecto».

Gálvez también denunció el enfoque de la medicina actual respecto a las adicciones, tachándola de «brutalmente biologicista». Los médicos, dice, prefieren tratar cada aspecto de la enfermedad por separado. Por ejemplo, en un caso de policonsumo relacionado con una esquizofrenia, se llevaría al paciente a un médico para la esquizofrenia y a otro para las drogas que consume. Sería preferible un mismo doctor para ambos problemas, ya que siempre están relacionados. Tratarlos por vías diferentes, afirmó, es peligroso para el paciente. Agradeció la existencia de organizaciones como APAEX que presta servicios que el estado no puede proporcionar y que no dejan de ser necesarios a aquellos afectados por las adicciones.

La siguiente ponencia la dio José Vicente Alemañ, Jefe de la Unidad de Salud Mental del Departamento del Hospital General Universitario de Elche. La ponencia, con el título “Adicciones en pacientes con enfermedad mental. Patología Dual”, se centró en los casos donde el afectado presenta dos enfermedades relacionadas entre sí.

Un de los «casos estrella», según Alemañ, es el binomio esquizofrenia-drogodependencia. Es común encontrarse con un consumo de alguna droga en efermos de esquizofrenia. Según José Vicente, en la mayoría de las casos, el consumo aparece antes de presentarse los síntomas de la enfermedad mental. Incluso en muchos casos, el consumo a edades tempranas, como la adolescencia, puede indicar un síntoma de la futura aparición de una enfermedad mental. «El chaval nota que algo en su mente está cambiando y, frente a ello, comienza a consumir», de tal manera que el consumo lleva a la enfermedad y la enfermedad al consumo. Son dos enfermedades que deben tratarse a la vez, porque están relacionadas.

En todo caso, Alemañ denunció la falta de «estudios fiables en España sobre la patología dual» a pesar de ser una realidad. Únicamente se estudia cada enfermedad de forma diferenciada, cuando generalmente una depende de la otra.

A continuación, José Vicente Baeza, Psicólogo especialista en Coaching educativo, trató un tema completamente diferente, que son las adicciones a las nuevas tecnologías por parte de las nuevas generaciones. Sorprendentemente, no focalizó la conferencia en los aspectos negativos de las nuevas tecnologías, sino partiendo una vara en favor de las mismas. No por ende, su conferencia se titulaba «Guía para buenas prácticas en adolescentes».

Baeza, en su conferencia, explicó los distintos tipos TICs (tecnologías de la información comunicación) que los jóvenes utilizan. No son sólo videojuegos, sino redes sociales y nuevas aplicaciones que, indefectiblemente, acabarán usando las nuevas generaciones.

«La preocupación de los padres es excesiva respecto a las TICs», afirmó. «Un niño se pasa ocho horas en la escuela otro par haciendo deberes o actividades extraescolares y luego sus padres se quejan de que se quedan enganchados al ordenados todo el día. ¿Todo el día? Sólo les quedan un par de horas en el ordenador. Eso no es todo el día. Es el tiempo que tienen», sentencia Baeza.

Habló de los distintos juegos que los jóvenes pueden jugar, dejando únicamente tres tipos de juegos como peligrosos: los MOABs, por su competitividad extrema; los Freemium, que exigen al jugador atención contínua; y los juegos de apuestas online, que pueden llevar a una adicción al juego.

Dio pautas para que los padres puedan educar a sus hijos en estas nuevas tecnologías. Estas pautas son:

-Estar con ellos desde los inicios del uso de TICs.

-Interesarse por sus intereses.

-Evitar usar TICs como guarderías digitales.

-Pasar más tiempo con los hijos (simplemente estar sentado al lado mientras él juega).

-Si se llega tarde y el niño tiene un problema, observar, acompañar y enriquecer su ocio.

También señaló que existen decenas de herramientas que permiten a los padres evitar contenidos indeseados s sus hijos, como el clásico control parental de windows y las consolas. Sin embargo, comprar contenidos adecuados para su edad, racionalizar las actividades o acostumbrar al niño desde pequeño a usar el ordenador en un lugar visible donde los padres puedan vigilarlo, también es importante.

En la siguiente conferencia, Nicolás Condes Balboa, coordinador y responsable de programas en la Fundación Proyecto Hombre, habló de la «Intervención en las adicciones comportamentales». Al mismo tiempo que Baeza, señaló que las nuevas tecnologías no son malas por sí mismas, pero insistió más en los serios problemas que puede acarrear su uso indebido. Su discurso se dividió en dos partes: la intervención en adultos y en adolescentes. Hay que diferenciarlos muy bien y saber tratarlos de manera diferente. Los adultos, por un lado, suelen ser conscientes de su problema y demandan ayuda. Los adolescentes, por el contrario, suelen ir a tratamientos obligados por sus padres por lo que la intervención debe tratarse con mucha más finura y cuidado. Si no se hace correctamente, los adolescentes pueden mantener sus problemas.

Al día siguiente, Las conferencias se centraron más en el tratamiento de las enfermedades adictivas, mostrando diversas técnicas novedosas aplicadas a las mismas. Un buen ejemplo es la conferencia dada por Raquel Hernández Blanco, Psicóloga y coordinadora de la Unidad de Adolescencia y de Adultos de MindIC psicología y salud, de Santa Pola. Su ponencia trató sobre la técnica denominada «entrevista motivacional». La entrevista motivacional consiste en conseguir que una persona, voluntariamente, cambie de actitud para conseguir un objetivo. Es decir, es evitar que la persona caiga en el «sí, pero…» que a todos nos ha pasado alguna vez.

La técnica no consista más que en una conversación entre el especialista psicólogo y su paciente, en el que se busca un objetivo que el paciente vea posible y se discuten los pasos para conseguirlo. El objetivo es que el paciente lo vea como posible y decida por sí mismo alcanzarlo, ya que en este sistema no se puede obligar al paciente, es una discusión que pretende convencer.

En la siguiente conferencia, Alberto Martínez Serrano, psicólogo del proyecto “personas sin hogar” de Cáritas Elche, explicó el tratamiento que él utiliza, llamado EMDR.

En su trayectoria con Cáritas, ha descubierto que casi la mitad de las personas sin hogar, son alcohólicas. Él afirma que se debe a todos los problemas de abusos físicos, psíquicos y sexuales que los sin techo recibieron antes y durante su condición. Estos abusos provocan un trauma, ya sea debido a que el abuso vino de una persona con una relación de afecto, o bien por un hecho repentino y brutal. El mismo trauma es el causante principal, según Serrano, del surgimiento del alcoholismo en ellos.

El individuo busca olvidar para no volver a vivir el trauma. Esta búsqueda de olvido genera, a la larga en problemas varios como las adicciones. Un recuerdo normal, no se bloquea. Si ha tenido consecuencias negativas, el cerebro entiende que «ha sido en el pasado» y ese recuerdo no puede hacer daño. Sin embargo, en un trauma, un recuerdo pasado es considerado por la mente como peligroso y evita que la persona lo supere, lo «bloquea». Para poder ayudar a la recuperación de estas personas, es necesario que supere el recuerdo, afirma Serrano, y no lo vea como algo que puede hacerle daño.

Para ello se utiliza la llamada «estimulación bilateral», que pretende actuar de una forma dual en el presente y el pasado del individuo. El sistema consiste en hacer ver el efecto positivo que produce el alcohol (hacer olvidar) como algo negativo a la vez que se elimina la asociación con el trauma.

Finalmente, Juan Manuel Cuenca, psicólogo clínico de la unidad de Salud Mental del Centro de Salud de Novelda, nos habló de el sistema que él mismo utiliza y enseña, el mindfullness. El objetivo del mindfullness es «concentrarse en el momento presente sin juzgarlo, permaneciendo frente a la situación tal cual es, aceptándola, sin evitar rechazarla».

El mindfullness enseña a la mente a no divagar, a centrarse en el momento y evitar ser presa del impulso, algo muy común en aquellos con patologías adictivas. Para ello es esencial aceptar que tanto el dolor como el placer son cosas inevitables de la vida que acaban llegando, evitando desear.

El mindfullnes tiene su origen en el budismo, donde la filosofía esencial es no dejarse llevar por el deseo, ya que este sólo acaba causando dolor. Utilizando esta filosofía como tratamiento, puede conseguirse un «entrenamiento conductual» que permite a los adictos superar sus impulsos.

Tras estas ponencias, llegó el momento más emotivo de las Jornadas. Dos usuarios de APAEX Elche, Fede y Nacho, contaron, con arrojo y valentía, sus experiencias con el alcohol. Ambas fueron historias desgarradoras y ejemplarizantes de cómo el alcoholismo puede afectar a la vida. Ambos abrazaron el alcohol de jóvenes. Ambos negaron que tenían un problema durante años. Ambos perdieron a sus familias por culpa de la bebida. Ambos, en ese momento, decidiero cambiar. Y ambos, lo cual da esperanza, pudieron salir del agujero en el que se habían convertido sus vidas y, actualmente, las están retomando. Pese a que no pudieron recuperar las cosas que tenían antes, ahora están en camino de crear otras nuevas.

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Fede y Nacho, dos usuarios de APAEX que están superando su adicción.

Finalmente se concedió la insignida de oro de APAEX a Ángel Ruiz, alcohólico rehabilitado que lleva más de diez años sin consumir. El testimonio de su nieta y él mismo, emocionaron aún más si cabe a todos los presentes, pero dejando el buen sabor de boca de saber que, del pozo de la adicción, hay salida.

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